Gran Enciclpedia Navarra

PELOTA

Voces relacionadas

EUSKAL-JAI
La actividad profesional con apuestas se trasladó en la década de 1970 al Euskal Jai Berri* de Huarte, y la vieja cancha dejó de utilizarse.
REMONTE
Debutó el 1 de diciembre de 1924, a los catorce años, formando pareja con Olagüe, contra Mendoza y Santamaría.

Remonte

Se ha considerado como la primera especialidad que se deriva directamente del invento del pueblo vasco. Este, en su deseo de ampliar la gama de posibilidades del juego dentro de la cancha del frontón, experimentó, alargando el guante y convirtiendo así una herramienta con mayores posibilidades ofensivas, a la vez que daba gran rapidez y vistosidad al juego.
Pero la derivación de la cesta queda expresada en su primer guante de cuero con que se comenzó a jugar al "largo". Un domingo de Sanfermines de 1904 se jugó un estelar de guante, en el "juego Nuevo" pamplonés, entre Machín y Florentino Murillo, por un lado, y Moya y Aramendía, por el otro. El pinche del frontón cantó momio por estos últimos. Y acertaría en el pronóstico aunque la lucha fue cerrada. Aramendía se defendió espléndidamente y Juanito Moya jugó bien aunque, debido a su escasa corpulencia y estatura, pasara dificultades para manejar la herramienta. "Aramendía estuvo tremendo, decía un periódico al día siguiente. Sacó con mucha facilidad y pegó guantazos que impresionaron al público. Moya también jugó mucho y bien y, a pesar de salir ganador, no acabó contento. Le pesaba mucho aquel terrible guante de cuero y al entrar en la cantina lo tiró por el suelo".
Fue entonces, seguramente, cuando el entrañable "Moyica" comenzó a pensar, soterradamente, en lo que iba a ser un invento o descubrimiento histórico: el remonte. Hacía muy poco tiempo que en Francia se había adaptado para jugar a "blé" una "gran chistera", una especie de guante de mimbre o junco marino. La reducción de peso del artefacto proporcionaba una mayor ligereza de manejo, un muñequeo más airoso. Y hasta se ganaba en violencia en la salida de la pelota. En el verano de 1904 encargó al industrial tolosano Elizalde una nueva herramienta que dio a conocer después de probarla.
Se jugaba a guante y a punta a base de pelotas muy pesadas. De 20 gramos de goma y 150 gramos de peso. Se alternaba el juego de pelota con guantes y remontes para terminar, al poco tiempo, por imponerse el remonte. De inmediato surgió el primer ídolo con esta herramienta, José Murillo. Después, José Irigoyen, de Vera de Bidasoa, conocido con el sobrenombre de "El león navarro". A continuación entró en la competición el sin par Ábrego. Se enfrentaban la fuerza colosal de Irigoyen contra la habilidad, no exenta de potencia de Ábrego (Arróniz, 1910), sin duda, el mejor remontista de todos los tiempos. Sus dos hermanos menores José Mª y Julio también fueron buenos delanteros Jesús Ábrego iba para manista, pero sus padres, que eran maestros, se trasladaron a vivir a Larraga y posteriormente su progenitor fue corredor del frontón Euskal-Jai* y Martín Olloquiegui, "Mina", le regaló un remonte al joven Jesús. Empezó a entrenarse con los aficionados y acudió a Estella a jugar su primer partido en serio, a los trece años. Un año más tarde Murillo, intendente del Euskal-Jai, le propuso su debut como profesional, que tuvo lugar en diciembre de 1924. En 1925 ya se codeaba con los ases y venció a Mina, él que le regaló su primer remonte. A partir de 1926 le llegaron las victorias en todos los frontones donde participó. Conquistó el título nacional e individual, que ostentó desde 1927, sin que nadie se lo arrebatara, y que volvió a conquistar en septiembre de 1944 frente a Salsamendi III en el Urumea donostiarra.
Ábrego tenía que jugar con un compañero de menor categoría y hacer frente a dos o tres rivales, además de privarle del saque. Los mejores remontistas eran entonces Arzamendi, Berolegui, Irigoyen "El león navarro", Vega y Ramón Salsamendi. De Abrego dijo Irigoyen que "es un jugador con lo que podríamos llamar "radio acción", que abarca toda la cancha, llena de su actuación, hasta el extremo de dar la sensación de ser pequeña para un juego y alcance desbordante". También habrá de señalar su gran facilidad para las modalidades de la pelota, tanto en paleta como pala.
Se retiró en 1949, a los 39 años de edad y 25 de actuación, el que fue llamado "El mago del remonte", "El emperador", "La maravilla de Arróniz", entre otros apelativos. Todos ellos indicaban la calidad indiscutible y el reconocimiento de su superioridad en esta modalidad de la pelota.
Junto a estos grandes jugadores de remonte hay que añadir a Santamaría, Arce, Azpíroz, Bengoechea, Unzué, hermanos Arano, Urtasun, Eguaras, Goioechea, Iraízoz, Sáinz, Arbizu, Areso, Olaverri, Lecumberri y Raul, además de otros buenos remontistas profesionales.
Entre los amateurs es necesario citar los que lograron el Campeonato de España: Altuna-Ezponda (1944), Irura-Ezponda (1945), Rodríguez-Ezponda (1948), Rodríguez-Prat (1949), Mina-Arbizu (1950), Rodríguez-Mina (1951 y 1954), Mina-A. Lecumberri (1956), Rodríguez-A. Lecumberri (1957, 1959 y 1960), Zudaire-A. Lecumberri (1963 y 1964), Reclusa-Lecumberri (1965), Rodríguez-A. Lecumberri (1966), Ayerra III-Goñi (1970), Ohárriz-Goñi (1971 y 1972), Recalde-Goñi (1973), Ohárriz-Goñi (1974), Górriz-Goñi (1975), Ollo-Ulzurrun (1982) y García-Ulzurrun (1983).

Voces relacionadas

PELOTA
Posteriormente, el evolucionar en su forma y dimensiones, se transformó en la cesta-punta y el remonte./ Cesta para jugar a la pelota que consta de un guante de cuero adosado a una cesta o cazuela de tejido de mimbre o paja.
TRINQUETE
Se practica en las modalidades de mano individual y por parejas, paleta argentina y cuero y share.

Rebote

La pervivencia de esta modalidad del juego de pelota es uno de sus mayores timbres de gloria, porque hace de él más que un juego aislado una verdadera institución lúdica que arraigó en los valles y montañas del país vasco navarro y evolucionó a través de los tiempos cristalizando en formas diversas que cambiaron no sólo la técnica sino la apariencia, debido unas veces a la modificación del escenario, otras al cambio de las herramientas o medios de que se vale para manejar la pelota y siempre en función de las características de esa pelota, que es el personaje principal del juego, fiel a una constante invariable, que es la de ser un objeto redondo, macizo, un núcleo de materia elástica, revestido de lana o algodón y recubierto de un forro de cuero.
El juego de rebote es como la segunda metamorfosis del primitivo llamado "lasshoa", o largo que se desarrollaba en un campo rectangular con una cabecera marcada por un pequeño murete, pero sin límite de extensión por el lado contrario.
Es posible que en un principio se lanzara la pelota con la mano desnuda. Pero queda constancia (y ejemplares en los museos) que, desde hace aproximadamente un par de siglos, los jugadores revestían su mano con un guante de cuero, que empezó siendo muy pequeño para cubrir justamente la palma y los dedos, y terminó siendo una herramienta estrecha, curva y hasta de 40 cm de largo desde la embocadura de la muñeca (donde tenía una anchura de 17 cm), hasta la punta que se estrechaba hasta los 11 cm.
Como el mecanismo de juego era bastante monótono, a alguien se le ocurrió acotar el terreno, elevando más el muro de la cabecera y plantando otro similar en el lindero opuesto, a una distancia aproximada de 100 m, con lo que se mantenía la nota de rudeza, brío y agilidad, pero introduciéndose el factor de habilidad, al obligar al jugador a recoger y devolver la pelota enviada por un bando después de que hubiera tocado en el otro muro. Esta técnica que se llama rebotear, dio nombre a la nueva especialidad. Resultaba el juego más movido, más variado, más difícil y, por consiguiente, más interesante y apasionante.
Se seguía jugando con guantes curvos de cuero hasta que, a mediados del siglo XIX, se sustituyeron por los de mimbre, de forma y medidas aproximadamente iguales, pero mucho más ligeros y manejables, introduciéndose entonces algunas variantes en la reglamentación, que se han mantenido hasta la época actual.
El saque se efectúa a "rebote", desde la misma línea divisoria, a los 32 metros del muro, pero lanzando la pelota con la mano desnuda. Este sacador y otro jugador que suele colocarse sobre esta raya divisoria, para impedir el paso de la pelota utilizan guantes de cuero cortos y anchos. Los otros tres de cada equipo juegan con guantes de mimbre, llamados "chistera".
Los del guante de cuero tienen la misión de "parar" la pelota. Los otros tres son los encargados de recogerla y devolverla de uno a otro campo hasta que uno de los bandos la pierde; pero, así como en el primitivo largo el golpe con el guante se daba con movimiento de resbalada (como en la actual modalidad de "remonte") la técnica de estas "chisteras" consiste en sujetar y parar la pelota con la punta de la cesta, retenerla en pequeñísimo instante y reexpedirla. Es el tercero de los mecanismos empleados en la práctica del juego de la pelota vasca, que también se emplea en la modalidad de "yoko-garby", y en la de "share".
Se utilizan pelotas voluminosas, de bastante peso y no muy elásticas, forradas generalmente de cuero fresco y negro. La pelota puede estar en luego no sólo por el aire, sino corriendo a rastras por el suela (siempre que cruce por el aire la línea divisoria de los campos), y puede ganar un tanto no solamente llegado al fondo del muro contrario sino saliendo a rastras por los límites laterales del terreno de juego, dando lugar a lo que se llama un "raya", nota característica de estas modalidades en "plaza libre", suprimidas en las especialidades de "ble" en frontones modernos cubiertos, cuya explicación detallada rebasaría el espacio de que disponemos. Sólo un experto puede conocer a primera vista cuando se producen estas rayas que, en realidad solo valen medio tanto, y cuando es preferible hacerlas que ganar un tanto completo, en atención a que el juego y liquidación de las rayas lleva consigo el cambio de campos y, como fácilmente puede inferirse de lo dicho, el campo del resto, de menos superficie, tiene ventajas sobre el campo de saque.
Tuvo gran predicamento esta modalidad en la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en pueblos de las zonas fronterizas del País francés en ambas vertientes del Pirineo. Pero, a medida que aumentaba la popularidad del profesionalismo, en mano, pala, remonte y cesta, fue decayendo el interés de los públicos por los partidos de rebote que antaño ponían en movimiento unos pueblos contra otros.
Se conservan muchas "plazas" de rebote en Francia: San Juan de Luz, Biarritz, Bayona, Hasparren, Ustáritz, Sare, Cambó, Ainhoa, Saint Jean de Baigorri, Saint Jean de Pied de Port... y algunos, también, en pueblos del norte, a la cabeza de todos los cuales están las de Villabona y Zubieta que mantienen con fervor el culto a esta modalidad, gracias al cual empieza a resurgir en Irurita, Santesteban, Elizondo, Oiz, Narvarte y algunos otros del Baztán navarro.

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